martes, 5 de mayo de 2009

Disposicion Acta No.44 2003 (parte 1)


Cuidar que no degenere nuestra Obra

Toda degeneración inicia con la no participación. Un Dirigente debe responsabilizarse de su cargo y asistir a los eventos eclesiales a que se le convoca, así como informar sobre ellos a sus dirigidos, para así infundirles espíritu de Iglesia.

El Dirigente debe guiar con el ejemplo. Si no piensa como Dirigente no podrá actuar como Dirigente y es mejor que deje su cargo y no perjudique a los que dependen de él.

Los Dirigentes que realmente se comprometan serán los que sostengan a la Iglesia. No debemos tener miedo a la poda, a lo que debemos temer es a la degeneración. En las manos de los buenos Dirigentes está, en forma humana, el futuro de nuestra Obra.

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