lunes, 4 de mayo de 2009

Editorial del Virus de la IV Año II No. 32 agosto 2008


“¿Realmente hago las cosas que Dios quiere?”

En días pasados tuve la oportunidad de platicar con un amigo de la Compañía de Jesús para plantearle algunas dudas con relación a cosas que yo pensaba eran de Dios pero se involucraban en mi apostolado, he aquí parte del dialogo:

Las cosas de Dios son perfectas, las cosas de los hombres son imperfectas; tus decisiones son en tu libertad, las de Dios son designios; el Espíritu de Dios es libre de actuar en quien El quiere, tu mente esta regida por las cosas que son tangibles y sólo la fe es intangible por ser regalo de Dios.

Me preguntaba yo que confusión entonces ¿cuando son cosas de Dios mis decisiones y cuando son mías? el me respondió:

Dios no se equivoca, tu si, Dios al ser omnisciente y omnipotente sabe de ti y te acepta para que puedas perfeccionarte y crezcas, ya que te da la oportunidad de evangelizar, todo esto es porque El conoce tus imperfecciones y quiere darte el tiempo suficiente para que las mejores.

Tu no entiendes los designios de Dios por que los ves con tu mente y no con tu corazón, libera pues esa fuerza negativa que te impide soltarte verdaderamente a los brazos de Dios, utiliza la tolerancia, la cordura y no neurotices un apostolado tan lindo que Dios te otorga, sólo entonces y hasta entonces sabrás que estás haciendo lo que Dios quiere de ti y no tu propia voluntad.

En el apostolado de Dios las cosas son ligeras y el yugo es suave, cuando tu sientas que eso es diferente, mejor cambia de apostolado.

Entonces entendí que aún hoy estamos muy lejos de encontrar la voluntad de Dios en uno mismo, pero me hice la promesa de que en este nuevo ciclo me voy a enmendar y corregir por amor a Cristo, espero que El me dé la fuerza para lograrlo.

¿Te dice algo esto?

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