“Las cosas que no son como parecen”
Hace algunos días, me encontré con un hermano de la Obra, y me dijo: oye, ¿por qué me va tan mal si yo confío plenamente en Dios en todas las cosas que hago?, me sorprendí y pensé ¿será que realmente Dios no nos escucha? Reaccioné de manera inmediata, y le pregunté: ¿cuéntame, por qué piensas que haces cosas buenas y se te revierten en cosas malas? He aquí la historia.
Me dijo, mira, yo me paro temprano, desayuno con mi esposa y con mis hijos, me voy al trabajo, me ocupo de hacer lo que me asignan. Salgo de mi trabajo, regreso a mi casa a descansar, no le hago mal a nadie, y sin embargo, veme, me va de la patada.
Estos simples comentarios me llevaron a la siguientes reflexiones:
- Pareciera que hago lo que realmente debo, pero ¿en verdad pongo mis actividades cotidianas en manos de Dios o simplemente es un accesorio en mi vida?
- ¿La misericordia y la bondad acompañan mis actividades o ni siquiera pienso en ellas cuando en el trabajo me encuentro con gente diferente a mi manera de pensar?
- Si tengo el alimento cotidiano, ¿lo agradezco a Dios o pienso que soy el generador de ese alimento con mi propio esfuerzo?
- ¿Convivo con mi familia a la hora en que llego del trabajo o sencillamente quiero descansar mi cuerpo?
¿Te dice esto algo?
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