lunes, 4 de mayo de 2009

Editorial del Virus de la IV Año II No. 26 abril 2008


“Las cosas que no son como parecen”


Hace algunos días, me encontré con un hermano de la Obra, y me dijo: oye, ¿por qué me va tan mal si yo confío plenamente en Dios en todas las cosas que hago?, me sorprendí y pensé ¿será que realmente Dios no nos escucha? Reaccioné de manera inmediata, y le pregunté: ¿cuéntame, por qué piensas que haces cosas buenas y se te revierten en cosas malas? He aquí la historia.

Me dijo, mira, yo me paro temprano, desayuno con mi esposa y con mis hijos, me voy al trabajo, me ocupo de hacer lo que me asignan. Salgo de mi trabajo, regreso a mi casa a descansar, no le hago mal a nadie, y sin embargo, veme, me va de la patada.

Estos simples comentarios me llevaron a la siguientes reflexiones:
  1. Pareciera que hago lo que realmente debo, pero ¿en verdad pongo mis actividades cotidianas en manos de Dios o simplemente es un accesorio en mi vida?
  2. ¿La misericordia y la bondad acompañan mis actividades o ni siquiera pienso en ellas cuando en el trabajo me encuentro con gente diferente a mi manera de pensar?
  3. Si tengo el alimento cotidiano, ¿lo agradezco a Dios o pienso que soy el generador de ese alimento con mi propio esfuerzo?
  4. ¿Convivo con mi familia a la hora en que llego del trabajo o sencillamente quiero descansar mi cuerpo?
Analicemos esto y saquemos a conclusión que las cosas no siempre son lo que parecen.

¿Te dice esto algo?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario