martes, 17 de noviembre de 2009

Anecdotas Sacerdotales 4

Al salir de la congregación pasionista el arzobispo Mons. Rivera y damas me mando al pueblito San José Villanueva donde ni casa parroquial había. Una noche caí en depresión por lo mismo y me puse una pistola en la cabeza y empecé a apretar el gatillo de la pistola en tres veces y no dispara luego apunte al aire y que dispara hasta que termine todos los tiros. En ese momento me temblaba todas las piernas y empecé a llorar y me hinque y llorando le pedí perdón a dios y le promete que trabajaría incansablemente por su reino por su pueblo por su iglesia.
Empecé a construir con la comunidad la casa parroquia no le pedí ni un cinco al arzobispado con actividades de la gente que a pesar de su pobreza me han apoyado. Luego he fundado cinco escuelitas, los maestros los pago yo con lo que gano de capellán en otros colegios de santa tecla. Iniciamos las escuelitas con 35 alumnos ahora ya son 1044 en la del pueblo más 800 en las otras de los cantones.
También quiero compartir que cuando llegue al pueblo me fumaba dos cajetillas de cigarros y la primera ofrenda que recibí fueron 6.50 de colon menos de un dólar eso costaba una cajetilla de cigarros, me dije la gente en medio de su pobreza me da para que coma no es justo que lo gaste en cigarros desde ese momento jure no volver a fumar y lo he cumplido hasta hoy.

--P. Mario Adín Cruz Saldivar, El Salvador

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