lunes, 21 de diciembre de 2009

Anecdotas Sacerdotales 17


Conocimos al padre Felipe de Jesús Sánchez Gallegos, el día que nos invitaron a participar en un encuentro matrimonial. Poco después me di cuenta que estábamos esperando un bebe mi esposo y yo. El embarazo se complico y me vi obligada a someterme a una cesárea, ya que era la única manera de salvar al niño, y el padre Felipe estaba al pendiente nuestro, acompañándonos con visitas, oraciones y con eucaristías ofrecidas por nuestra salud. Pero 13 días después de nacido el niño, se agravo su salud y de madrugada mi esposo le llamo al padre para que ofreciera una oración por nuestra criatura. Pero el padre Felipe se dirigió inmediatamente al hospital a acompañarnos y como un verdadero padre, nos acompaño hasta el final, ya que el niño falleció. Nos acompaño hasta el último momento, nos ofreció consuelo y nunca dejo de orar por nosotros. Eso se lo agradecemos muchísimo, ya que nunca vamos a olvidar ese amor que nos ofreció, ya que lo consideramos como un verdadero hermano en Cristo. Que a pesar de tener muchísimo trabajo en el templo, se daba tiempo para acompañar a los feligreses que lo necesitáramos. Ahora el padre Felipe ocupa un lugar muy especial en nuestra familia. A pesar que se encuentra lejos de nuestra ciudad no lo olvidamos en nuestras oraciones.

--Olga Villanueva Cisneros, México

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