domingo, 31 de enero de 2010

Anecdotas Sacerdotales 25

Conocí a un extraordinario Sacerdote, y digo extraordinario por su buen testimonio de vida, muy buenas homilías, buen consejero muy pulcro y siempre con una sonrisa en sus labios. Pasaron algunos años sin vernos y un buen día me paro a tomar una café y cuál es mi sorpresa él, me sirve el café, me quede helado y creo que él también, le pregunto y que haces aquí, me dice, trabajando de algo hay que vivir, pero tú no eres para esto y me dice es que estoy en crisis y tengo permiso, mientras pasa, por ningún motivo le conteste, aquí corres mucho peligro y tu vocación se verá afectada, lo invito a comer otro día, pues estaba en su trabajo y no podíamos seguir charlando. 

Nos juntamos a comer, y él un poco más relajado, me cuenta de su crisis, y me dice que ha perdido la fe, que cuando hacía la consagración ya no sentía nada y algunas otras cosas menos importantes. Lo único que se ocurrió decirle, fue vente a mi oficina, te pongo una secretaría, teléfono, computadora, etc., y te doy un sueldo mejor que el que ganas, ponte a escribir o a terminar estudiar una maestría que tenía empezada, me dijo déjame pensarlo, me dio su mail y su cel. Yo seguí insistiendo, por mail, por el cel., llegó el momento que ya no me contestaba el cel, pero sí los mails. Busqué la ayuda económica con un amigo que me dijo que encantado me ayudaba, y le insistí a él, que la aceptara y así fue, nunca vino a mi oficina, pienso que ya no quiso tener una relación conmigo, pero yo seguí enviando mails, y sobre todo mucha oración, recurrí a muchos amigos para orar por él y su vocación. 

Después de algunos meses, me entero por otra persona, que vio e este Sacerdote, realizando su ministerio como cura en una parroquia. Solo quiero manifestarles que Dios, nos escucha, cuando le pedimos con todo el corazón, salva esta vocación!

--J.M.R.V., México

No hay comentarios.:

Publicar un comentario