domingo, 14 de febrero de 2010

Anecdotas Sacerdotales 29


La navidad del padre Albino, el 24 de diciembre celebra la misa de navidad y era costumbre de la comunidad invitarlo a cenar la noche buena, terminada la misa, todos se fueron alegres a celebrar con sus familias, en esta ocasión se olvidaron del sacerdote tan amado, quedando en este pueblito de Autlan de Navarro, solo en el templo con Jesús en el altar, comenzó a platicarle de la situación de olvido y que estaba ahí solo él y su parroquia, de pronto llego a la conclusión de que no debía ser así, pues él se invitaría solo, se preparo para salir y se fue a las afueras del pueblito y le llamo la atención un farol encendido en medio de la noche iluminada solo por la luna, era una casita muy humilde, decidió ir a tocar, le abrió una viejecita sorprendida de que el padre estuviera tan lejos de la parroquia a lo que el sacerdote le dijo que si lo invitaba a cenar, ella comento que era muy pobre y solo cenaría un chayote a lo que él le dijo y no lo compartirías conmigo, ella lo invito a pasar al estar en la mesa él le dijo, bendeciré los alimentos y oraremos por tus necesidades, a lo que ella le relato, que solo tenía una hija que tenía 10 años que no sabía de ella pues lo último que había sabido de ella es que estaba en la frontera de México de prostituta y ella no sabía si estaba viva aun, a lo que se unieron en oración, terminada la oración se disponías a saborear su cena cuando llaman a la puerta, nada más ni nada menos que la hija tan amada de esta anciana, con regalos para su madre y sus lagrimas de arrepentimiento, pide perdón a la madre y por gracia de dios los tres compartieron el chayote, nunca habían experimentado la entrega del milagro de la oración tan en automático, gloria a dios, estaban tres almas esta noche alrededor de una mesa preparada con tanto amor por la llegada de Dios en el corazón de cada uno, plática el padre esta navidad ha sido la mas inolvidable de mi vida, Jesús salió del evangelio y nos participo la parábola del hijo prodigo. Dios los bendiga

--Graciela Hurtado, México

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